El ministerio internacional de William Branham tuvo tres etapas principales. Primero, discernió enfermedades a través de un signo sobrenatural en su mano. Más tarde, las visiones le permitieron discernir enfermedades y más. Entre 1946 y 1954, más de 500.000 personas aceptaron a Jesucristo como su Salvador debido a su predicación, y no había forma de calcular cuántos millones recibieron sanidad debido a sus oraciones. Al discernir que la gente no estaba aceptando las profundidades y alturas espirituales que la Palabra y el Espíritu de Dios les ofrecía, William Branham sintió que el Espíritu de Dios lo estaba llamando a hacer más. Sabía que la gente venía a sus reuniones por muchas razones. Algunas personas vinieron porque creían que el Espíritu de Jesucristo estaba presente. Otros vinieron por la novedad y la emoción de la misma, como cuando la gente acudió en masa para ver a Jesús curando a los enfermos y multiplicando vino, pan y pescado. Pero fueron las enseñanzas de Jesús las que cambiaron la historia del mundo. William Branham sintió que Dios lo estaba llamando a enseñar más durante sus campañas de curación por fe. Creía que su ministerio podría hacer una contribución beneficiosa y duradera a la iglesia cristiana. A partir de 1955, no solo enseñó la sanidad divina, sino que también enseñó otros aspectos de la Palabra de Dios. Dios le dio una visión de una nueva etapa de su ministerio, un "tercer tirón" (para usar las palabras del ángel), que superaría todo lo que Dios había hecho a través de él en el pasado. Inevitablemente, ofendió a algunas personas.